El sueño de controlar todo tipo de dispositivos electrónicos que se encuentren a nuestro alrededor es materia de estudio por parte de Intel Corporation, que estima que para el año 2020 ya existirán personas con implantes cerebrales que serán capaces de operar dispositivos tales como teléfonos inteligentes, reproductores de música y hasta sistemas mecánicos elementales.
Los científicos están convencidos de que los consumidores se adaptarán rápida y fácilmente a este nuevo concepto así como también estarán muy deseosos de que ese día llegue cuanto antes a sus vidas. De hecho, afirman que ansían la libertad de poder trabajar sin necesidad de un teclado, de un ratón o de cualquier mando a distancia del que tengan que depender para interactuar con el mundo digital. A pesar de que aún queda mucho camino por recorrer y muchos puntos por aclarar en este tema, es bien sabido que Intel ya ha estado haciendo exploraciones en el campo del fMRI (functional Magnetic Resonance Imaging) tratando de buscar coincidencias entre patrones cerebrales que puedan coordinar pensamientos afines entre sí. Y así, muchos otros centros de investigación han logrado pequeños avances en la materia. Toyota, por su parte, ha realizado hace poco tiempo demostraciones con sillas de ruedas movilizadas por ondas cerebrales, mientras que en la Universidad de UTA los científicos están perfeccionando transmisores inalámbricos que permiten que el cerebro de un mono pueda controlar un brazo robótico.
Miguel Nicolelis, profesor de neurobiología de la Universidad de Duke y uno de los principales impulsores del proyecto, dijo que los investigadores esperan que su labor resulte útil para ayudar a las personas con deficiencias motoras a que puedan volver a caminar. Un mes antes, un científico de la Universidad de Arizona, informó que había logrado construir un robot que podía ser guiado por el cerebro y los ojos de una polilla. Charles Higgins, un profesor asociado en la universidad, predijo que en 10 a 15 años la gente va a utilizar y familiarizarse con equipos "híbridos" que sean capaces de conjugar una combinación de tecnología electrónica y de tejidos orgánicos vivos.
La idea de avanzar hacia horizontes auxiliares de personas que poseen sus capacidades físicas alteradas es una línea que no dejará de trazarse mientras exista una persona con cualquier grado de minusvalía y/o imposibilidad de manifestarse en plenitud. Por ahora, la ciencia está aún muy lejos de obtener una interfaz de comunicación efectiva con el cerebro humano. Pero si ya está logrando transformar las ondas y señales recuperadas desde nuestra mente en acciones concretas, no existe razón para pensar que no sería posible la creación de un mundo virtual con un amplio espectro de actividad ligada a las ondas cerebrales.
El vicepresidente de investigación de Intel, Andrew Chien, expresando su opinión sobre el tema, aseguró que la gente jamás imaginó hace 20 años que estaría llevando consigo un ordenador y que éste tendría dimensiones tan reducidas que sería capaz de guardarse en un bolso de mano. “Yo no quiero eso. Yo no necesito eso y no creo que eso algún día suceda”, habrían asegurado entonces. Hoy, la gente que transporta y utiliza ordenadores portátiles constituye una marea creciente, imposible de detener. De hecho, la movilidad y la accesibilidad desde cualquier punto son los conceptos fundamentales que rigen la tendencia a futuro de las comunicaciones interpersonales. Y el público acompaña a las empresas que viajan en esa dirección. Las interfaces de usuario de mayor aceptación en el mercado giran en torno a conceptos tales como la intuición, la utilización de materias orgánicas en su desarrollo y el compromiso que adoptan los fabricantes en torno a la preservación del medio ambiente.
Los desarrolladores de Intel aseguran que si se puede llegar al punto de detectar con precisión ciertas palabras específicas y las reacciones que provocan en el cerebro, se estará a un pequeño paso de aplicar la ingeniería inversa de estimular el cerebro para lograr que emita las órdenes necesarias que una interfaz requiera para escribir. Además, comentaron que cada avance que van sumando ayudará a desarrollar microprocesadores más eficientes. “Si podemos ver cómo lo hace el cerebro, entonces podemos ayudar a construir ordenadores más inteligentes”.
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