

El constante avance del mundo cibernético obliga a la tecnología a marchar a un ritmo creciente para cubrir las demandas de los eternamente voraces usuarios. La espiral de potencia de datos se ha convertido en un círculo vicioso que se devora a sí mismo y se persigue como perro detrás de su cola. Los archivos se hacen cada vez más grandes y eso aumenta las necesidades de disponer de anchos de banda tremebundos para no colapsar mientras esperas la descarga de una película en alta definición, por ejemplo. Y como las velocidades de las líneas son mayores eso permite a los desarrolladores idear nuevos tipos de archivos más pesados.
Pero no sólo de velocidad vive el internauta. La comodidad también se considera un factor determinante, sobre todo en un mundo que tiende a la ley del mínimo esfuerzo y la máxima estética. Ahí es donde entra el Wifi, una tecnología que nos permite eliminar la dependencia de molestos cables que rompen la armonía de los hogares tanto desde el punto de vista estético como físico. El Wifi llegó para quedarse y pocos son los hogares que no disponen de un portátil o un PC de sobremesa con Wifi para no tener que depender de ningún cable. Sin embargo, este sistema no permite las altas velocidades de un cable habitual, por lo tanto, no podía quedarse atrás en la carrera de potencias y sus sucesores llaman a la puerta para colarse en cuanto puedan.
Quizá en este caso, no sea tanto la velocidad como la comodidad lo que podría convertir a WhiteFi en la nueva generación sucesora de Wifi. Pero ¿en qué consiste exactamente? Tan sencillo y elegante como aprovechar la banda UHF que quedará libre en cuanto desaparezca la televisión analógica. Recordemos que la TDT será obligatoria en poco tiempo y los hogares que aún se resistan a cambiar su vetusto sistema por uno nuevo digital, se verán obligados a hacerlo puesto que dejarán de emitir en esa banda de frecuencia. El nuevo sistema WhiteFi usará este potencial que quedará huérfano para crear una banda ancha inalámbrica de amplia cobertura y bajo coste, destinada al uso público de forma similar al Wifi. En Barcelona ha sido presentado el primer equipo que funcionará con esta tecnología, que ha sido diseñada por investigadores de la Universidad de Harvard y por Microsoft Research. Sí, sí, por Microsoft, la que todos conocemos. El nuevo sistema soluciona los problemas que plantea el uso de Wifi para transmitir datos digitales, sobre todo los relacionados con interferencias con otros dispositivos, como micrófonos inalámbricos.
En EEUU, que son muy listos en estas cuestiones de tecnología, han decidido que las frecuencias que queden libres cuando pasen de la tele analógica a la digital, serán utilizadas para prestar servicios de banda ancha inalámbrica. La mayoría de estas frecuencias han sido concedidas en subasta pública a empresas de telecomunicaciones, pero una parte quedará reservada para el uso público sin licencia, del mismo modo que hasta ahora funciona Wifi. En Europa, países como Francia o Reino Unido han considerado también esto como una oportunidad para impulsar la cultura digital y fomentar el uso de Internet mediante el uso de estas frecuencias libres para crear una red inalámbrica.
En España, que somos bastante más X (póngase el adjetivo que se prefiera) que los países anglosajones, no se había pensado en ese uso de las frecuencias sobrantes de la televisión analógica. En principio, se quería destinar al diseño de nuevos canales de televisión, pero la recomendación de la CMT y el enfado de las operadoras por tener que soportar el canon por eliminar la publicidad de TVE, han conseguido que el gobierno haya recapacitado y cedido en subasta la banda analógica para que las operadoras la puedan rentabilizar a partir del año 2015. Así que en España no habrá parte reservada para el uso público sin licencia. O lo que es lo mismo, que si quieres usar el WhiteFi en España, tendrás que pagar. Así de claro.
Fuente: Neoteo
La pregunta no es, en absoluto, trivial: Si un robot mata a un humano: ¿Quién es el responsable? Las leyes actuales, como es obvio, no contemplan cuestiones de este tipo. Pero tampoco la sociedad se ha planteado seriamente el tema, a pesar de la proliferación de robots de todo tipo. El problema puede presentarse en cualquier momento y, de hecho, hay algunos antecedentes. Por ejemplo, en 1984 un trabajador de Michigan (EE.UU.) murió cuando fue aplastado por un robot industrial. Se trato de un accidente laboral, ya que el robot carecía de inteligencia propia. Para Chris Elliott, un profesor de Ingeniería en Sistemas del Imperial College London, “es importantísimo poner en la mesa este tipo de cuestiones desde muy temprano, para que un cuadro regulatorio correcto y apropiado se ponga en marcha.”
Prácticamente todos los días se hace algún avance en las tecnologías relacionadas con la robótica y la inteligencia artificial. Si bien aun estamos lejos de construir algo similar a los androides inteligentes que nos ha mostrado el cine, lo cierto que muchas máquinas actuales tienen una “inteligencia” que las hace -sin lugar a dudas- algo muy distinto a las herramientas tradicionales. Es inevitable que en el futuro cercano una de estas máquinas provoque, debido a alguna clase de error en su “línea de pensamiento”, la muerte de un humano. Cuando ocurra, seguramente querremos saber quién es el culpable de esa muerte. Pero si no comenzamos hoy mismo a discutir sobre la distribución de las responsabilidades, seguramente no tendremos una respuesta.
Cuando un humano comente alguna clase de crimen o mata a otro en un accidente, tanto el derecho legal como el sentido común proporcionan una respuesta -casi siempre- sin ambigüedades sobre quién es el culpable del hecho. Sin embargo, si una pistola tuviese la inteligencia suficiente como para disparase sola, o un automóvil pudiese decidir cruzar un semáforo en rojo y atropellar a alguien en el proceso, la cuestión seria mucho más difícil. Tenemos por delante la tarea de debatir si la responsabilidad es de quien diseñó la IA del robot, de quien lo construyó, del dueño de la máquina o -por qué no- del robot mismo.
En caso de que decidamos que los robots serán responsables directos de sus actos, tendremos que plantearnos también cuáles son sus derechos, si merecen un salario (¿querrán cobrar en voltios o en litros de aceite?) o si son dueños de sus robóticas vidas. Mientras tanto, si ves que un brazo robot se te viene encima, te conviene hacerte a un lado: si te aplasta, no sabremos a quién culpar. Pero la pregunta es interesante. Si un robot autónomo, construido por un humano, mata a tu madre: ¿a quién culparías?
Fuente: Neoteo
La nueva tecnología a la que se refería Moore está siendo buscada alrededor de todo el mundo y, cada cierto tiempo, aparecen muchos científicos afirmando haberla encontrado. Este mismo año, sin ir muy lejos, el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) había anunciado que los nanotubos de carbono y de grafeno eran la tecnología que desplazaría definitivamente al silicio de escena. Se habló de transistores de grafeno que alcanzarían velocidades de 1Thz (Terahertz = 1000 Gigahertz) en no más de dos años debido a los avances constantes de la investigación. He aquí un vídeo (extenso pero muy instructivo) donde se habla de los beneficios de los nanotubos de carbono y grafeno.
Luego intentaron reproducir el material y encontraron que es posible fabricarlo y manipularlo utilizando exactamente las mismas herramientas empleadas por la industria informática moderna. Esto significa que las casas fabricantes de chips no tendrían que adquirir nueva maquinaria o tecnología para crear sus chips con Telurio de Bismuto. Este descubimiento podría conducir a nuevos chips de ordenador y a parámetros totalmente inéditos de velocidad, sin mencionar la revolución conceptual en la industria electrónica.
La base del descubrimiento es un tipo de material híbrido (a base de Telurio de Bismuto) que posee características aislantes en su interior; por el contrario, su periferia o superficie exterior se comporta como un conductor de características inusitadas y propiedades sobresalientes a temperatura ambiente. De hecho, los científicos afirman que los electrones pueden desplazarse a lo largo del material sin disipar energía en forma de calor y con requerimientos energéticos casi despreciables.
El nuevo descubrimiento de Stanford Linear Accelerator Centre es parte de un nuevo campo llamado espintrónica, que usa el espín de los electrones para almacenar o transportar información. “Es algo realmente emocionante”, dijo Chen. El material “podría permitirnos hacer un dispositivo con nuevos principios operativos”, aseguró. Además, podemos agregar que desde algún tiempo se baraja la posibilidad de aprovechar las propiedades del espín para futuras computadoras cuánticas, en las que el espín de un sistema aislado puede servir como qubit o bit cuántico.
Vale recordar que, según Wikipedia, el espín (del inglés spin "giro, girar") refiere a una propiedad física de las partículas subatómicas, por la cual toda partícula elemental tiene un momento angular intrínseco de valor fijo. En 1920, los químicos analíticos llegaron a la conclusión que para describir a los electrones en el átomo, además de los números cuánticos, se requería de un cuarto concepto: el llamado espín del electrón. Éste, al girar sobre su propio eje, genera un campo magnético: el denominado espín.
“En adelante, Sillicon Valley, en California, podría tener que buscarse un nuevo nombre”, bromearon los investigadores Yulin Chen, Zhi-Xun Shen, James Analytis y Ian Fisher.
Conclusión
Es evidente que estamos en un constante camino hacia una nueva tecnología y que muy pocos se animan a describir con seguridad cuáles y cómo serán sus características. Tampoco sabemos cuándo habremos llegado a ella, hasta que no se logre un producto fiable, estandarizado y de venta masiva. Hasta ahora sólo hemos escuchado grandes anuncios de importantes centros de estudios y las palabras autorizadas de científicos que dedican su esfuerzo a encontrar el nuevo material predominante en el mundo de la electrónica. Pero las preguntas que nos asaltan son muchas. ¿El esfuerzo valdrá la pena?¿La enorme crisis mundial actual permitirá que las compañías manufactureras tomen el riesgo del salto a nuevos horizontes?¿Tú crees que estamos ante el sucesor definitivo del silicio o sólo se trata de un anuncio más?
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